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Cambiar algo para que nada cambie: La paradoja de la reforma en la Iglesia y la resistencia en Argentina

En los últimos años, bajo el pontificado del Papa Francisco, se han promovido transformaciones profundas, especialmente a través del Sínodo de la Sinodalidad. Sin embargo, a pesar de la intención de avanzar en la aplicación definitiva del Concilio Vaticano II y en otras reformas, persisten obstáculos que ponen en duda si estos cambios se materializarán o quedarán en meras declaraciones formales.

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La historia de la Iglesia Católica está marcada por momentos de grandes reformas que, en muchos casos, han enfrentado fuertes resistencias. En los últimos años, bajo el pontificado del Papa Francisco, se han promovido transformaciones profundas, especialmente a través del Sínodo de la Sinodalidad. Sin embargo, a pesar de la intención de avanzar en la aplicación definitiva del Concilio Vaticano II y en otras reformas, persisten obstáculos que ponen en duda si estos cambios se materializarán o quedarán en meras declaraciones formales. En Argentina, la relación entre el episcopado y el Papa refleja esta tensión entre el apoyo declarado y la implementación efectiva de sus directrices.

Néstor Ojeda

El Concilio Vaticano II y su legado inacabado

El Concilio Vaticano II (1962-1965) buscó una renovación profunda en la Iglesia, abriendo sus puertas a un diálogo más cercano con el mundo moderno. Entre sus principales reformas se destacan:

  • Liturgia: Introducción de las lenguas vernáculas en la misa y mayor participación de los fieles.
  • Ecumenismo: Mayor apertura y diálogo con otras confesiones cristianas y religiones.
  • Participación laical: Revalorización del papel de los laicos en la vida de la Iglesia.
  • Descentralización eclesial: Un llamado a que las conferencias episcopales y comunidades locales tuvieran mayor autonomía.

Sin embargo, muchas de estas reformas fueron aplicadas de manera parcial o enfrentaron resistencias dentro de la estructura eclesiástica. La llegada de Juan Pablo II y Benedicto XVI significó una etapa de relectura y, en algunos casos, una ralentización de estas reformas, generando lo que algunos han llamado un “invierno eclesial”.

El impulso de Francisco y el Sínodo de la Sinodalidad

El Papa Francisco ha intentado reavivar el espíritu del Concilio Vaticano II, promoviendo una Iglesia más participativa y descentralizada. Su énfasis en la sinodalidad busca que todos los fieles, no solo la jerarquía, tengan voz en la toma de decisiones eclesiales. El Sínodo de la Sinodalidad, iniciado en 2021 y con su primera fase culminada en octubre de 2024, ha sido el principal instrumento para avanzar en esta dirección.

Principales propuestas del Sínodo

El documento final del Sínodo de la Sinodalidad presenta varias propuestas clave:

  1. Revisión de estructuras eclesiales: Se propone la creación de consejos pastorales diocesanos y parroquiales con mayor representatividad laical.
  2. Papel de las mujeres: Se recomienda seguir evaluando la posibilidad de ordenar diaconisas y fomentar su presencia en roles de liderazgo.
  3. Participación de los laicos: Se busca que tengan un rol más activo en la toma de decisiones, incluso en la selección de obispos.
  4. Transparencia y descentralización: Se alienta una mayor rendición de cuentas en la administración eclesial.

A pesar de estos avances, muchas de estas propuestas han encontrado resistencia dentro de la estructura eclesial, lo que ha generado dudas sobre su aplicación real.

Las resistencias internas y sus causas

A lo largo de la historia, las reformas en la Iglesia han encontrado opositores que argumentan la necesidad de preservar la tradición. En el caso del Sínodo de la Sinodalidad, las resistencias se pueden explicar por varios factores:

  • Miedo a la pérdida de identidad doctrinal: Algunos sectores consideran que ciertos cambios pueden diluir la doctrina y comprometer la unidad de la Iglesia.
  • Cuestiones teológicas: La formación de Francisco, más pastoral que teológica, genera dudas en sectores conservadores sobre la profundidad de sus enseñanzas.
  • Factores sociopolíticos: La postura del Papa en temas como inmigración y justicia social ha generado tensiones con líderes políticos de derecha y sectores tradicionalistas.
  • Poder y estructuras eclesiales: La descentralización y mayor participación laical pueden significar una pérdida de poder para ciertos sectores clericales.

La situación en Argentina: ¿Seguimiento real o formalidad?

En Argentina, la relación entre la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y el Papa Francisco es ambivalente. Por un lado, los obispos han expresado reiteradamente su apoyo al Papa. En noviembre de 2024, enviaron una carta agradeciéndole por su encíclica “Dilexit Nos” y reiteraron su invitación para que visite el país. Sin embargo, en la práctica, la aplicación de sus reformas ha sido más lenta y, en algunos casos, inexistente.

Ejemplos de apoyo formal

  • La CEA ha ratificado en varias ocasiones su comunión con el Papa y su deseo de aplicar su magisterio.
  • En reuniones y asambleas episcopales, se han destacado los documentos papales como guías pastorales.

Limitaciones en la aplicación real

  • Resistencia al cambio estructural: La propuesta de mayor participación laical en la toma de decisiones eclesiales no ha tenido avances significativos en el país.
  • Falta de impulso en la sinodalidad local: Muchas diócesis han llevado adelante procesos sinodales, pero con una implementación superficial, sin cambios estructurales reales.
  • Postura frente a temas sensibles: Cuestiones como la inclusión de la mujer en ministerios eclesiales han sido abordadas con cautela y sin avances concretos.

Conclusión: ¿Cambios reales o solo discurso?

El pontificado de Francisco ha generado una nueva dinámica en la Iglesia, promoviendo reformas que buscan una mayor apertura, inclusión y descentralización. Sin embargo, la resistencia interna, tanto en la Curia Romana como en conferencias episcopales como la argentina, plantea interrogantes sobre la verdadera capacidad de la Iglesia para cambiar desde adentro.

En Argentina, la Conferencia Episcopal mantiene un equilibrio entre el apoyo formal al Papa y la implementación efectiva de sus directrices. Si bien existen señales de adhesión a su magisterio, los cambios estructurales que Francisco impulsa aún enfrentan obstáculos significativos.

La pregunta sigue abierta: ¿se trata de una transformación real o simplemente de una estrategia para dar la apariencia de cambio sin tocar las estructuras de poder? Como ha sucedido en otras épocas de la historia eclesial, el tiempo dirá si la sinodalidad y las reformas propuestas por el Papa Francisco lograrán consolidarse o si, una vez más, la Iglesia habrá cambiado algo para que, en esencia, nada cambie.

©Catolic.ar

Héctor Zordán Diócesis de Gualeguaychú Obispo Zordán
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