El próximo estreno del documental León de Perú revela no solo la historia del nuevo Papa León XIV, sino el alma de un hombre que se dejó moldear por los dolores y esperanzas de un pueblo herido. Desde los suburbios de Trujillo hasta las parroquias de Chulucanas, el testimonio de su vida interpela a una Iglesia que muchas veces se aleja del barro donde clama el Evangelio.
Hay pastores que hablan desde los balcones y otros que caminan bajo la lluvia con el rebaño. El nuevo Papa León XIV, nacido Robert Francis Prevost, pertenece sin dudas al segundo grupo. Su historia, tejida con humildad, presencia y valentía, es la que recorre el nuevo documental León de Perú, producido por los medios de comunicación del Vaticano. Pero más allá de las imágenes, lo que emerge es un rostro pastoral que encarna con radicalidad el llamado de Francisco a ser “una Iglesia en salida”, que no teme mancharse en la calle.
De misionero agustino a obispo del pueblo
Durante años, el entonces padre Robert Prevost sirvió como misionero agustino en Perú. Desde las ciudades grandes como Lima o Trujillo hasta los pueblos escondidos de Chulucanas o las barriadas olvidadas del Callao, su presencia se multiplicó en comunidades pequeñas, colegios, casas religiosas, parroquias humildes, entre jóvenes, enfermos y excluidos. Fue más que un guía espiritual: fue hermano, formador, amigo, sostén.
Su vocación pastoral —al estilo de Jesús que “pasó haciendo el bien” (Hch 10,38)— se expresó de modo singular en su cercanía con los jóvenes. En tiempos donde la juventud es vista como un problema, Prevost supo leerla como una promesa. Los escuchó, los desafió, los acompañó, creyó en ellos. Como decía el Papa Benedicto XVI: “el mundo ofrece comodidad, pero ustedes no fueron hechos para la comodidad, sino para la grandeza”.
La caridad que se moja
El documental recoge escenas y testimonios que muestran al actual Papa en su etapa como obispo de Chiclayo, enfrentando las inundaciones causadas por el fenómeno de El Niño. No desde una oficina, sino bajando a las calles inundadas, llevando consuelo, ayuda, presencia. Rocío, una de las sobrevivientes, lo recuerda empapado, jugándose entero, sin miedo, como quien ha hecho de su vida una oblación.
Durante la pandemia de Covid-19, siendo administrador apostólico, su respuesta fue la misma: audaz y compasiva. Desde comedores en Trujillo hasta distribución de medicinas y alimentos en Pachacútec —uno de los distritos más golpeados del Callao—, Prevost no delegó el dolor. Lo abrazó. Lo cargó. Lo miró a los ojos. Y esa es quizás la mayor diferencia entre un burócrata eclesiástico y un pastor: la cercanía encarnada, concreta, sin pretextos.
La fe que denuncia y construye
Berta, cocinera de uno de los comedores populares, recuerda a “el padre Roberto” como alguien que no solo alimentaba estómagos sino también dignidad. Y esa palabra —dignidad— es la que resuena detrás de cada gesto suyo. Porque no se trata de hacer beneficencia sino de luchar contra la injusticia estructural.
En esa línea, una de las decisiones más significativas del futuro Papa fue crear una comisión contra la trata de personas. Inspirado por el testimonio de Sylvia, una mujer rescatada del mundo de la prostitución gracias a la intervención de religiosas, Prevost entendió que el Evangelio no puede callar frente al pecado social. “La Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia”, había advertido Juan Pablo II en Centesimus Annus (§ 43). León XIV no se quedó.
También impacta el relato de Janinna Sesa, exdirectora de Cáritas Chiclayo, quien describe cómo bajo su guía se organizó una campaña para garantizar oxígeno a los enfermos durante la emergencia sanitaria. En un país donde la corrupción y la desidia estatal provocaban muertes evitables, esa acción fue un acto de fe concreta. Como dice el Papa Francisco en Fratelli tutti (§ 115): “La caridad necesita la luz de la verdad que continuamente buscamos”.
Una espiritualidad de ojos abiertos
En cada historia —la de Héctor y su hija Mildred, la de las religiosas, la de los jóvenes, los vecinos, los enfermos— aparece un rasgo constante: el de un pastor que mira, se detiene, se involucra. En palabras del Papa León XIV, citadas en su reciente homilía inaugural: “No podemos caminar como ciegos en un mundo herido. Cristo nos llama a ver, tocar, sanar”.
El documental recoge también el impacto del momento del Habemus Papam el pasado 8 de mayo. En cada rostro peruano entrevistado hay lágrimas de alegría, incredulidad, orgullo humilde. Porque saben que ese Papa es uno de los suyos. Que no viene del mármol, sino del barro.
¿Qué nos dice este “León de Perú”?
La elección de un Papa nunca es un hecho menor. Tiene dimensión eclesial, pero también profética. La historia reciente nos lo ha demostrado: Juan XXIII y el Concilio, Juan Pablo II y la caída del comunismo, Francisco y el giro pastoral hacia la misericordia. ¿Qué representa León XIV? Tal vez la encarnación de una Iglesia que vuelve a las periferias, que escucha a los invisibles, que no le teme a la tormenta.
La producción audiovisual —realizada por Salvatore Cernuzio, Felipe Herrera-Espaliat y Jaime Vizcaíno Haro— no es solo un registro biográfico. Es una catequesis viva. Un espejo en el que obispos, religiosos, laicos y comunidades enteras están llamadas a mirarse. ¿Estamos al nivel de este ejemplo? ¿Nos arriesgamos por el otro como él? ¿Salimos al encuentro de los descartados, como nos urge el Evangelio?
Reflexión final: Pastores según el corazón de Dios
El profeta Jeremías ya lo denunciaba: “¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño!” (Jr 23,1). Pero también anunciaba que vendrían otros, conforme al corazón de Dios. León XIV, el “León de Perú”, es uno de ellos. Y no porque ahora lleve el anillo del pescador, sino porque antes llevó sobre sus hombros las heridas de su pueblo.
Su historia no es la de un príncipe de la Iglesia, sino la de un servidor. Su voz no impone, interpela. Su figura no se eleva, desciende. Su pontificado recién comienza, pero ya tiene una huella: la de una Iglesia pobre para los pobres, compasiva pero valiente, humilde pero profética.
Ojalá este documental no sea solo visto, sino vivido. Porque el mundo no necesita más discursos, sino testigos. Y León XIV lo es.
Fuente: Vatican News, “Próximo estreno de documental León de Perú” – Disponible en: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2025-06/proximo-estreno-de-documental-leon-de-peru.html