Los Cursos Alpha
Por un laico católico vigilante
Buenos Aires, Argentina — Una tarde de jueves, la parroquia de un barrio porteño se ilumina. No es un encuentro de catequesis, ni una adoración eucarística. Es una “cena Alpha”. El ambiente es de celebración. Risas, charlas, personas que se presentan sin el rigor formal que a veces se asocia a los templos. La invitación es simple y atractiva: “vení a explorar las grandes preguntas de la vida”.
Y un católico, quizá un poco tibio, quizá buscando un aire fresco para su Fe, decide entrar. Lo recibe un anfitrión de sonrisa amplia, le sirven una comida caliente y le dan la bienvenida a un espacio que parece, por fin, libre de dogmas y de la pesadez de la tradición.
Pero este medio interpela y advierte: esta atmósfera de calidez y aparente apertura es la fachada de un Caballo de Troya. Dentro de este regalo ecuménico, se oculta una agenda que no busca la unidad en la Verdad, sino la disolución de la riqueza y el fundamento de la Fe católica.
Los cursos Alpha, aplaudidos por muchos y adoptados con entusiasmo en parroquias de toda la Argentina, no son una herramienta de evangelización católica. Son una sutil, pero devastadora, operación de protestantización. Y la inacción de laicos y, lamentablemente, de algunos pastores, convierte a la Iglesia en una fortaleza con sus puertas de par en par, esperando a ser conquistada.
La Apariencia de la Amabilidad: La Trampa de la Neutralidad
Alpha se presenta como un programa “ecuménico”, un espacio para que todos los cristianos, sin importar su denominación, puedan unirse en la exploración de su fe. Pero este ecumenismo es una falsificación.
Su método es la omisión estratégica.
Evitan cualquier tema que pueda generar controversia: el valor de los sacramentos, la primacía de Pedro, la veneración a la Virgen María y los santos, la infalibilidad del Magisterio de la Iglesia. Esta ausencia no es neutralidad; es una herramienta de marketing diseñada para no ofender a nadie y, por lo tanto, no defender la Verdad completa.
El objetivo no es que el católico se aferre más a su fe, sino que la despoje de lo que le es propio y único. El mensaje implícito es que la doctrina y la tradición son obstáculos para una “relación personal con Jesús”.
Se crea una Fe sin estructura, sin la gracia de los sacramentos, sin la comunión de los santos. Una fe solitaria que, si bien puede parecer más “espiritual”, carece de la fuerza de la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Se predica un cristianismo reducido a una emotiva experiencia individual, que es la esencia del protestantismo.
La Raíz Protestante: Una Teología de la Ausencia
Para entender la amenaza, hay que ir a la raíz. Los cursos Alpha nacieron en la Iglesia Anglicana de Holy Trinity Brompton (HTB) en Londres, bajo el liderazgo del reverendo Nicky Gumbel. HTB es una meca del movimiento carismático, una corriente protestante que privilegia la experiencia emotiva y los “dones del Espíritu” por encima del estudio de la teología y la celebración litúrgica.
Es precisamente esta teología de la ausencia la que debemos denunciar con más fuerza.
- Ausencia de los Sacramentos: El mayor despojo que Alpha le hace a un católico es la negación tácita del poder sacramental. ¿Dónde está la enseñanza sobre la Eucaristía como el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo? ¿Dónde la Reconciliación como el encuentro con el perdón de Dios a través del sacerdote? Alpha reduce el cristianismo a una decisión personal, dejando de lado las fuentes de gracia que nos alimentan y nos sanan. El católico que sale de un curso Alpha sin una sólida catequesis sacramental es un converso a medias, un soldado sin armas, un peregrino sin mapa.
- Ausencia de la Madre de Dios y los Santos: En el universo de Alpha, la Santísima Virgen María es apenas mencionada, si es que lo es. Se la reduce a una figura histórica. Se borra de un plumazo el inmenso tesoro de la devoción mariana que ha sostenido a la Iglesia en sus momentos más oscuros. Del mismo modo, se invisibiliza a los santos, a esos héroes de la fe que nos precedieron y que interceden por nosotros. Esta omisión no es un olvido, es un ataque a la comunión de los santos, un pilar fundamental de la Iglesia. Se nos pide una fe solitaria, sin la ayuda de la Madre ni de los hermanos que ya están en la gloria.
- Ausencia del Papa y la Tradición: El mensaje de Alpha ignora por completo la figura del Papa como Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la Tierra. Al centrarse en una fe “personal”, se desmantela la importancia de la jerarquía y de la Tradición Apostólica. La fe católica no es un invento individual, es un depósito de verdades reveladas por Cristo y custodiadas por la Iglesia. Un católico que se forma en Alpha puede llegar a creer que la autoridad de la Iglesia es prescindible, y que la única fuente de verdad es la Biblia leída sin la guía del Magisterio.
El Negocio y el Poder: La Maquinaria Detrás de la Sonrisa
Detrás de la imagen de un movimiento espontáneo y amigable, se esconde una organización de escala global con poderosos intereses. Alpha International no es una simple ONG. Es una máquina de evangelización masiva con un modelo de negocio y cooptación muy bien aceitado.
- Financiamiento y Recursos: Alpha International se sostiene con las donaciones de individuos y fundaciones de alto poder adquisitivo, muchas de ellas vinculadas al movimiento evangélico y carismático. Estos recursos se utilizan para producir videos de alta calidad, capacitar líderes y expandir el programa a nivel mundial. No es un proyecto de base, es una operación millonaria. Esto lo convierte en un actor global con un poder de penetración y una agenda que no podemos subestimar.
- La Formación de Líderes y la Cooptación: El sistema de liderazgo de Alpha es piramidal. Los líderes locales (anfitriones y ayudantes) son formados por coordinadores regionales, que a su vez responden a una estructura nacional e internacional. Este sistema asegura que el mensaje sea siempre el mismo, en cualquier parte del mundo. No hay espacio para la inculturación o la adaptación genuina a la teología católica. A los líderes se les enseña a “mantener la neutralidad”, que no es otra cosa que seguir el guion protestante al pie de la letra. Los laicos católicos que se vuelven líderes de Alpha son cooptados por este sistema, y en su buena voluntad, se convierten en agentes de una agenda que no es la de la Iglesia.
Una Llamada a la Conciencia de Obispos y Laicos
Ha llegado el momento de que la Iglesia en Argentina despierte. La tibieza y la falta de discernimiento de algunos de nuestros pastores están abriendo una puerta a la que jamás debimos acercarnos.
¿Cómo es posible que un obispo o un sacerdote permita que en sus parroquias se enseñe una fe despojada de su esencia? La respuesta es dolorosa: la falta de una catequesis sólida y el afán por atraer a la gente a cualquier costo. La sed por números no debe hacernos traicionar la Verdad.
A los obispos y sacerdotes: La fe que custodiamos es un tesoro, no un producto a ser adaptado para el mercado. Su primera y principal misión es alimentar a sus ovejas con el Cuerpo de Cristo y la Verdad íntegra de la Doctrina.
No cedan ante la presión de lo que “parece funcionar”. Discernan. Convoquen a expertos. Escuchen las advertencias de los fieles formados. La salvación de las almas no se mide por la cantidad de asistentes a una cena, sino por la profundidad de su unión con Cristo a través de la Iglesia.
A los laicos católicos: Esta lucha es también nuestra. No podemos ser tibios. Conoced vuestra Fe, estudiad el Catecismo, leed a los Padres de la Iglesia. Sostened a vuestros pastores con vuestras oraciones y con vuestro discernimiento. Reclamad una catequesis sólida y auténtica. Defended la Fe que habéis recibido de los Apóstoles.
En lugar de promover un programa protestante, organicen grupos de estudio sobre la Eucaristía, el Rosario, la vida de los santos o los Evangelios desde una perspectiva genuinamente católica.
La Lucha por el Alma de la Iglesia
En estos tiempos de confusión, la batalla por la Verdad es más urgente que nunca. La amenaza de Alpha no es la de una herejía frontal, sino la de una erosión lenta y silenciosa que va despojando a los católicos de su identidad y de la fuente de su fuerza.
La Fe católica no es una “versión” más del cristianismo; es el cristianismo en su plenitud, con la riqueza de la Tradición y el poder de los sacramentos.
Que el Inmaculado Corazón de María, la Madre de la Iglesia, nos proteja y nos guíe. Que ella, a quien Alpha invisibiliza, sea nuestra fuerza.
Que el Espíritu Santo ilumine a nuestros pastores y nos dé la valentía a los laicos para defender, con caridad pero con firmeza, el tesoro de la fe que hemos heredado.
La Iglesia de Cristo no necesita atajos ni compromisos. Solo necesita volver a la cruz, al Evangelio y a la Eucaristía, donde reside la verdadera vida. Amén.
©Catolic