Mañana empieza hoy: una carta urgente para quienes buscan sentido en medio del caos
“No se nace terminado. Se nace en camino.”
— Carlo Acutis
¿Quién sos? ¿Para qué estás en este mundo? ¿A dónde va todo esto?
Sí, lo sé. Nadie te hace estas preguntas en serio. Ni en la escuela. Ni en TikTok. Ni siquiera en la Iglesia, muchas veces. Pero si llegaste hasta aquí, es porque hay algo dentro tuyo que late, que resiste la superficialidad, que se rebela contra el “viví el momento” y el “hacé lo que sientas”. Porque vos querés algo más.
Y te lo voy a decir desde el vamos, sin vueltas:
ese “algo más” es Alguien. Y está buscándote antes de que vos lo busques a Él.
I. El vértigo de existir
Vivimos apurados. Siempre mirando una pantalla. Siempre a medio sentir. La ansiedad, esa nueva peste silenciosa, nos come por dentro. El miedo al fracaso, el ruido del mundo, las expectativas ajenas, la soledad. Todo eso forma un cóctel que intoxica el alma.
Pero no naciste para arrastrarte. No sos un error estadístico. No sos una story más que se pierde en 24 horas.
Sos único, irrepetible, amado desde siempre.
Aunque no lo sientas. Aunque no te lo hayan dicho. Aunque nadie te lo haya demostrado todavía.
Tu existencia no es un accidente cósmico.
Es una misión. Y empieza hoy.
II. El hambre de verdad
Hay algo que arde dentro tuyo y no sabés ponerle nombre. A veces lo buscás en una canción, en una mirada, en una noche larga. Pero se va. Dura poco. Se esfuma. Y volvés al mismo vacío.
Vivimos rodeados de verdades parciales, manipuladas, de frases motivacionales sin alma, de influencers que venden autenticidad sin vivirla.
Y sin embargo, el alma no se conforma con sucedáneos.
El alma quiere lo eterno. Lo verdadero. Lo Absoluto.
¿Te animás a buscar la Verdad con V mayúscula? ¿Te animás a encontrarte con El que Es?
III. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”
No es una idea. No es un dogma frío.
Es una Persona. Es Jesús.
Y no vino a proponerte una religión más. Vino a reventar los muros de tu corazón. A decirte que te ama hasta el extremo. Que dio su vida por vos. Que resucitó para que vos no vivas más como muerto.
Jesús no compite con tus sueños.
Jesús los purifica.
Los eleva.
Los hace eternos.
IV. Dios no te quiere perfecto, te quiere disponible
Quizá pensás que tenés que cambiar un montón de cosas para acercarte a Él. Que primero deberías dejar ciertos vicios, ordenar tu vida, sanar tus heridas. Pero no.
Dios te quiere así como estás.
Con tu barro. Con tu mochila. Con tus contradicciones.
Porque su amor no es premio para los buenos, sino fuerza para los que luchan. Y si te dejás amar, Él mismo hará la obra en vos.
V. El tiempo es hoy
Esperamos el “momento ideal” para empezar a vivir en serio. Ese momento en que vamos a tener más claridad, más estabilidad, más madurez.
Pero ese momento no existe.
El mañana se construye con el hoy.
Postergar tu vocación, tu búsqueda, tu relación con Dios es como postergar el aire. No se puede. Tarde o temprano te asfixiás.
¿Querés vivir con sentido? Empezá hoy. Con un paso. Con una decisión. Con un sí.
VI. No estás solo, ni loca, ni equivocado
Hay otros como vos. Que se cansaron de la mentira. Que se hartaron de la hipocresía. Que no quieren una fe “light” ni una vida sin causa.
Son jóvenes como vos que están buscando. Y algunos encontraron. Y están construyendo algo distinto.
Una nueva generación de jóvenes proféticos, que no repiten discursos ni se conforman con likes. Que quieren el Cielo, pero con los pies sucios del camino. Que oran. Que aman. Que luchan.
Y vos podés ser parte.
VII. Una revolución silenciosa
El Evangelio no es una estampita vieja. Es dinamita.
Jesús no fue un hippie buena onda. Fue un revolucionario del Amor.
Y hoy, más que nunca, necesita locos de Dios que se animen a cambiar el mundo empezando por su metro cuadrado.
Una sonrisa cuando todos odian.
Una oración cuando todo duele.
Un perdón cuando todos cancelan.
Una fidelidad cuando todo se rompe.
Eso también es evangelizar. Eso también es vivir a lo grande.
VIII. El dolor no es el final
Sí, vas a sufrir. Todos sufrimos.
Pero el dolor, vivido con Él, se transforma. Se vuelve semilla. Se convierte en misión. Se purifica. Se hace camino.
No le escapes a la cruz.
Agarrala. Apretala. Llorala.
Y dejá que Dios te transforme desde ahí.
Porque la resurrección siempre pasa por el Gólgota.
IX. Tu vida es un mensaje
Cada acción tuya habla. Cada silencio. Cada decisión.
No sos una víctima del algoritmo. Sos un autor. Sos un testigo. Sos un canal.
Tu vida puede ser un altavoz del Cielo o un susurro sin eco.
Depende de vos.
X. Mañana empieza hoy
Así que… ¿qué vas a hacer con este día?
Podés dejarlo pasar, como tantos otros. O podés decidir que hoy es el primer día del resto de tu vida.
Que el pasado no te define. Que tus errores no te condenan.
Que Jesús te llama. Que te quiere vivo. Que te quiere libre. Que te quiere suyo.
No te digo que va a ser fácil.
Te digo que va a valer la pena.
Un último consejo
No te guardes esta nota.
Si algo se movió en tu corazón, compartila.
Porque tal vez alguien más está necesitando escuchar esto.
Y vos podés ser el instrumento.
©Catolic