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Fe y masonería: dos caminos incompatibles

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¿Por qué la Iglesia Católica mantiene su rechazo a la masonería?

Porque es como unirse a una corriente filosófica que niega al Dios en el que nosotros creemos. Me viene a la mente la oposición que Jesús plantea entre Dios y el dinero. Es decir, no se puede creer en Dios y en el dinero, o se cree en Dios y, como dice Jesús, «o sirves a uno y desprecias al otro». Aquí estamos hablando de elementos de fe, de orientación de vida, de filosofía, llámelos como quiera, que son la negación del cristianismo. Luego está el elemento de que, en algunos momentos históricos y contextos estatales, la masonería ha mostrado una fuerte oposición a la Iglesia católica, promoviendo el anticlericalismo, obstaculizando y dificultando la actividad de la Iglesia, lo que agrava la situación. *

*Rocco D’Ambrosio, sacerdote y profesor de Filosofía Política en la Universidad Gregoriana de Roma

En los últimos tiempos, diversas ciudades del país han sido escenario de una silenciosa reactivación de logias masónicas. Algunas lo presentan como un rescate patrimonial, otras lo vinculan a espacios de debate intelectual o redes sociales discretas. Pero este fenómeno, que parece inofensivo o incluso culturalmente interesante para algunos sectores, plantea serios interrogantes desde la mirada cristiana. ¿Qué es realmente la masonería? ¿Por qué la Iglesia Católica —desde hace más de dos siglos— considera que la pertenencia a la misma es incompatible con la Fe?

Por Néstor Ojeda


📚 ¿Qué es la masonería?

La masonería es una organización iniciática, con grados jerárquicos y rituales simbólicos. Aunque presenta una fachada de filantropía y búsqueda de sabiduría, su estructura y cosmovisión están basadas en principios filosóficos y espirituales contrarios a la Revelación cristiana.

Algunos de sus rasgos clave son:

  • Deísmo (una creencia vaga en un “Gran Arquitecto del Universo”)
  • Relativismo moral (todas las religiones son equivalentes)
  • Racionalismo ilustrado (la razón humana como medida última de la verdad)
  • Esoterismo simbólico (acceso progresivo a una supuesta “luz”)
  • Juramentos de secreto y pertenencia

Más allá de sus manifestaciones externas, la masonería constituye una contra-espiritualidad que reemplaza a Cristo por una ética humanista autosuficiente, sin necesidad de redención ni verdad revelada.


🕯️ Un conflicto antiguo: Iglesia y masonería en la historia

Desde su surgimiento en el siglo XVIII, la masonería ha sido objeto de más de 20 condenas papales. La encíclica Humanum Genus de León XIII (1884) fue particularmente dura, señalando que esta “secta” buscaba destruir la fe cristiana desde sus cimientos: familia, educación, moral, y sociedad.

En Argentina, su influencia fue notable en la formación del Estado liberal decimonónico. Figuras clave del país, como Sarmiento, Mitre, Roca o Urquiza, estuvieron ligados a logias, y no es raro ver cómo muchas calles, plazas y escuelas llevan nombres de masones prominentes.

Sin embargo, es una historia compleja y contradictoria: varios de estos personajes también sostuvieron vínculos con la Iglesia. Algunos, incluso, están sepultados en templos católicos, lo que plantea interrogantes teológicos y pastorales no resueltos.


📜 Doctrina actual: una posición inmutable

Con la renovación del Derecho Canónico en 1983, algunos pensaron que la Iglesia suavizaría su postura. No fue así. Ese mismo año, la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el entonces Cardenal Ratzinger, declaró:

“El juicio negativo de la Iglesia sobre la masonería permanece inalterado, porque sus principios han sido siempre considerados inconciliables con la doctrina de la Iglesia. Los fieles que pertenecen a asociaciones masónicas están en estado de pecado grave y no pueden acceder a la sagrada comunión.”

Esta doctrina no ha cambiado. Y fue reafirmada en 2023 a pedido de los obispos de Filipinas, preocupados por la creciente participación de católicos en logias locales. El Papa Francisco, a través del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, reafirmó:

“La pertenencia activa a la masonería está prohibida. Los obispos deben desarrollar una catequesis adecuada para ilustrar los motivos de esta incompatibilidad.”


⚠️ ¿Qué significa esto para los católicos hoy?

En muchos lugares, la masonería no se presenta como enemiga declarada del cristianismo, sino como una red de contactos sociales, un espacio de filantropía, o un medio para acceder a posiciones públicas.

Esto hace aún más necesario el discernimiento, porque el peligro no está tanto en el choque frontal, sino en el sincretismo sutil: una especie de “doble pertenencia” donde se vive la fe a medias y se relativizan sus fundamentos.

“Nadie puede servir a dos señores”, dijo Jesús (Mt 6,24).
Y san Pablo fue más directo aún: “¿Qué relación puede haber entre la luz y las tinieblas?” (2 Cor 6,14)


🎭 El poder detrás del prestigio

No debe caerse en la caricatura conspirativa. La masonería no es omnipotente ni opera como un poder invisible que controla el mundo. Pero sí es cierto que, en ciertos espacios —sobre todo locales— actúa como red de pertenencia, prestigio y poder, muchas veces por fuera del escrutinio público.

En algunos ámbitos profesionales, culturales o políticos, la masonería funciona como un club cerrado que favorece ciertas trayectorias y bloquea otras. Esto contradice el principio evangélico de justicia, verdad y servicio desinteresado.


🔍 ¿Por qué hablar de esto en un medio católico?

Porque el silencio cómplice también forma parte del problema. En tiempos de confusión doctrinal y moral, es deber del periodismo católico hablar con claridad, sin caer en la provocación ni en la autocensura.

La masonería no es solo un fenómeno histórico. Sigue presente, operando de modo discreto. Y para muchos católicos, especialmente jóvenes o profesionales, puede parecer una vía de ascenso o pertenencia legítima. Por eso es necesario alertar, enseñar, acompañar y rezar.


🕊️ Conclusión: la libertad de los hijos de Dios

La Iglesia no condena personas, sino ideas que alejan del Evangelio. No se trata de “enemigos” a los que combatir, sino de corazones que necesitan luz y verdad.

Como cristianos, estamos llamados a la transparencia, no al secreto; a la revelación, no al esoterismo; a la comunión, no a las élites cerradas.

Ser católico no es solo creer en Dios, sino en el Dios revelado en Jesucristo, muerto y resucitado, camino, verdad y vida. Esa fe, si es vivida en profundidad, no admite sustitutos ni duplicidades.

©Catolic.ar

Héctor Zordán Diócesis de Gualeguaychú Obispo Zordán
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