ROMA – Apenas unos días después de la elección de León XIV, más de treinta víctimas de abuso sexual eclesial hicieron llegar al Vaticano una serie de cartas personales que hoy resuenan como un desafío directo al nuevo pontífice. Las misivas, cargadas de dolor, esperanza y reclamos concretos, marcan un punto de inflexión: el tiempo de las palabras terminó. Las víctimas quieren hechos. Y los quieren ahora.
Las cartas fueron presentadas entre el 17 y el 20 de junio durante el congreso internacional de la Institución de Prevención del Abuso en la Iglesia Católica (IADC), y luego entregadas oficialmente a la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, con la solicitud expresa de que sean leídas por el Papa.
“El involucramiento de los supervivientes no es una cortesía: es una necesidad moral. La creación de Paneles Consultivos Permanentes con voz real es esencial para garantizar la transformación institucional”, afirma una de las cartas.
Otras relatan experiencias desgarradoras, pero con una carga propositiva inédita.
“He luchado por recuperar mi paz. Creo que la Iglesia puede liderar nuevamente… pero sólo si está dispuesta a escuchar profundamente”.
Las cartas no sólo denuncian lo vivido. Proponen mecanismos concretos: asesorías estables de sobrevivientes en cada diócesis, acompañamiento psicológico, asistencia financiera y formación obligatoria para obispos y superiores religiosos. Todo esto, en el marco de una “ecología eclesial del cuidado y la rendición de cuentas”.
🧩 UN DESAFÍO PERSONAL PARA LEÓN XIV
El Papa León XIV, elegido tras la renuncia histórica de Francisco, no es un desconocido para las víctimas. Su gestión en Chicago, en los años 2000, fue valorada por algunos por su apertura inicial a las denuncias, pero cuestionada por otros por omisiones significativas en casos concretos. En el Vaticano, antes de su elección, fue parte de la Secretaría de Estado y conoció de cerca los efectos devastadores del caso Rupnik y otros similares.
Ahora, con la legitimidad fresca de un pontificado que aún no define su rumbo, León XIV enfrenta una de sus decisiones más determinantes: ¿será el Papa que institucionalice la voz de las víctimas o se convertirá en otro eslabón del silencio eclesial?
🔍 UN SILENCIO OFICIAL QUE PREOCUPA
¿Cómo responderá el papa León XIV a este llamado directo de víctimas que exigen reformas profundas y mecanismos institucionales permanentes para prevenir abusos y castigar encubrimientos? Se busca revelar la tensión entre el impulso reformista que muestran las cartas y las estructuras eclesiásticas tradicionales que han resistido cambios.
Hasta el momento, ni el Papa ni la Comisión Pontificia han emitido una respuesta pública a las cartas. La organización Awake!, promotora de la entrega, confirmó a Crux y otros medios que no ha recibido confirmación oficial de lectura. Algunas víctimas temen que las misivas terminen archivadas como tantas otras.
La ausencia de una respuesta inmediata no es un simple vacío diplomático. Es, para muchos, una herida abierta que vuelve a sangrar. El problema ya no es sólo el pasado: es el presente que se sigue negando a escuchar.
“El clericalismo que permitió los abusos no ha sido extirpado. Cambian los nombres, pero no las dinámicas”, señaló uno de los sobrevivientes en diálogo con la prensa.
El reclamo no es una consigna. Es un diagnóstico y una advertencia.
📜 Decisiones
“Todo lo que hicieron con uno de estos pequeños, lo hicieron conmigo” (Mt 25,40).
La Iglesia no podrá ser sal de la tierra mientras siga permitiendo que sus heridas más profundas sean ocultadas bajo el incienso de la impunidad.
Esta investigación se realizó con espíritu de fidelidad a la Iglesia y a la verdad. Se ofrece como contribución a la purificación y renovación eclesial, en comunión con la misión profética del Pueblo de Dios.
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