Corinto era famosa por su inmoralidad, por los desórdenes sexuales de sus habitantes. Era la capital de todos los vicios, una sociedad depravada.
Cuando el apóstol Pablo llega allí, confiesa que se presenta ante aquel pueblo «tímido, temblando de miedo y con pocas palabras». Se confiesa débil porque aquello que estaba viendo le sobrepasaba, y le causaba una gran desolación espiritual.
Pero durante una noche, el Señor le dio palabras al apóstol: «deja de tener miedo. Al contrario, sigue hablando y no te calles, porque Yo estoy contigo y nadie te atacará para maltratarte».
Después de aquella revelación, ya superado el miedo inicial gracias a la confianza en Cristo, el apóstol Pablo se mantiene firme y Corinto será la ciudad donde más tiempo permanecería el apóstol, más de un año.
En medio de nuestras debilidades y miedos, el Señor también hoy nos está lanzando constantemente ese mensaje en el que reclama nuestra confianza.
Por eso, nos recuerda el padre Valentín Aparicio, «no tengas ningún miedo y sigue hablando con lo que Dios te dice, no te calles». Como al apóstol, incluso en medio de los lugares más fríos y la mayor desolación, Dios te da un refugio. Escucha la voz del Señor y sigue confiado en la fuerza y el poder del Espíritu, como hicieron los apóstoles.
Donde menos a gusto te sientas, es posible que es donde permanezcas más tiempo mientras Dios te cuida y te protege. Así que, confía; no tengas miedo y recuerda las palabras de San Pablo que encierran lo esencial de la sabiduría cristiana: «Nunca me precié entre vosotros de saber y conocer otra cosa sino a Jesucristo y este crucificado».
Seguimos conociendo y profundizando el libro de Hechos de los Apóstoles, de la mano de D. Valentín Aparicio, vicerrector del Seminario Mayor de Toledo.