“Dios me está hablando”, “algo va a pasar”, “la Virgen dijo que no nos preparemos más para este mundo”.
Frases como estas resuenan en miles de católicos de buena Fe que se sumergen, muchas veces sin darse cuenta, en una espiritualidad cargada de ansiedad, interpretaciones forzadas de los acontecimientos, mensajes apocalípticos y revelaciones no reconocidas por la Iglesia. Lo hacen buscando paz… pero terminan alimentando un miedo sin nombre.
Por Néstor Ojeda
Hoy habitan las redes, especialmente Youtube, verdaderos charlatanes de feria religiosos, vendedores de humo, de supuestas certezas y anticipaciones de lo que vendrá, que en realidad son falsos profetas, vestidos algunos con hábito religioso, y que buscan capturar incautos, personas hoy presas de una angustia existencial.
Presentan revelaciones y mensajes, que en realidad son falsas verdades o verdades a medias que son puras falacias, y que más bien parecen estar inspiradas en el príncipe de la mentira
La necesidad de consuelo espiritual es legítima. Pero cuando la Fe se transforma en una obsesión por las señales, el alma deja de estar en paz con Dios para vivir con una alarma encendida las 24 horas. No es Fe: es ansiedad con ropaje religioso.
Y el demonio, que es astuto, no necesita tentarnos con lo malo si puede desordenarnos con lo supuestamente bueno.
🔥 La angustia disfrazada de devoción
No es casual que muchas personas con ataques de pánico, duelos no resueltos o heridas de infancia terminen encontrando refugio en apariciones, supuestos mensajes celestiales o grupos místicos que ofrecen certezas sobrenaturales en un mundo incierto. El problema no está en su Fe —sincera y dolorida— sino en la falta de discernimiento sobre los canales por los que esa Fe se expresa.
En vez de acudir al Evangelio, los sacramentos y el Magisterio de la Iglesia como fuentes de luz, algunas almas heridas se vuelcan a una Fe emocional, basada en “mensajes” que refuerzan la idea de que algo catastrófico está por pasar. Es el viejo miedo al fin del mundo con nuevo maquillaje.
📡 Una espiritualidad de señales y sobresaltos
Los síntomas son cada vez más comunes:
- Personas que leen cada terremoto o eclipse como castigo divino.
- Grupos que difunden mensajes no reconocidos con lenguaje de urgencia apocalíptica.
- Videntes que prometen curas, respuestas y profecías si se les sigue ciegamente.
- Audios, cadenas y publicaciones que circulan con un aire de autoridad celestial, pero que no tienen el respaldo de la Iglesia.
Quien entra en esa lógica pierde el equilibrio interior. Comienza a confundir la Fe con una vigilancia constante del cielo, como si Dios hablara todos los días en clave de advertencia. Y esa no es la voz del Padre.
🧠 ¿Qué dice la psicología espiritual?
Desde el punto de vista neuropsicológico, esto tiene un nombre claro: hipervigilancia religiosa.
Es el fenómeno por el cual una persona comienza a vivir en alerta permanente, buscando en lo religioso un control frente a la incertidumbre.
Lo que era oración se convierte en compulsión. Lo que era confianza, en miedo a no obedecer algún mensaje celestial.
La mente asocia a Dios con amenaza, a la Virgen con mandato, y al fin de los tiempos con una preocupación diaria. Es un desorden espiritual y mental que produce mucho sufrimiento.
⛪ ¿Qué dice la Iglesia?
La Iglesia Católica, con la sabiduría de siglos, no niega las apariciones privadas, pero las examina con suma cautela.
De las miles de supuestas revelaciones registradas en la historia, solo unas pocas han sido reconocidas como auténticas (por ejemplo, Lourdes, Fátima o Guadalupe). En todos los casos aprobados, la Virgen nunca contradice el Evangelio ni reemplaza a la Iglesia.
El Catecismo lo dice con claridad:
“La fe cristiana no puede aceptar ‘revelaciones’ que pretendan superar o corregir la Revelación de Cristo” (CIC 67)
Y el Papa Benedicto XVI advirtió:
“La auténtica profecía no es anunciar el fin del mundo, sino mostrar que Dios actúa en la historia a través del amor, no del miedo.”
🛑 Los frutos revelan el árbol
Jesús nos dio el criterio más certero: por sus frutos los conoceréis.
Una devoción verdadera:
- Te vuelve humilde, no fanático.
- Te hace amar más la Eucaristía, no depender de mensajes.
- Te lleva a servir a los pobres, no a huir del mundo.
- Te da paz, no miedo.
- Te une más a la Iglesia, no te aleja de ella.
Si el grupo, mensaje o vidente que seguís te llena de angustia, de superioridad espiritual o de sospecha hacia el Papa y los obispos… no viene del cielo. Viene de otra parte.
🛤️ ¿Qué camino espiritual es sano?
Volver a lo esencial.
No hace falta vivir pendiente de lo que el cielo diga cada semana. Ya nos habló, y lo hizo con voz firme: su Hijo Jesucristo.
El Evangelio, la oración silenciosa, la adoración, la confesión, el servicio a los demás, el Rosario bien rezado, la dirección espiritual, los sacramentos: ahí se encuentra la paz verdadera.
No hay revelación privada que reemplace el consuelo del Espíritu Santo cuando uno se entrega con fe confiada.
💬 Un llamado a los pastores
Los sacerdotes y acompañantes espirituales tienen una misión urgente: enseñar a discernir.
El silencio pastoral ante estos fenómenos abre la puerta a errores, desvíos y angustias evitables. Es necesario hablar con caridad, pero con firmeza, para que los fieles no confundan la fe con la superstición.
A veces el alma no busca a Dios, sino seguridad.
A veces no es la Virgen quien habla, sino el miedo disfrazado.
A veces creemos que creemos, pero solo estamos tratando de no descomponernos por dentro.
El Reino no vendrá con sobresaltos ni cronogramas apocalípticos.
Vendrá, como dice Jesús, “como el rayo que sale del oriente y brilla hasta el occidente”. No necesita marketing ni cadenas de WhatsApp.
Vendrá. Pero antes, quiere entrar en nuestro corazón ahora. En el silencio, en la paz, en la verdad.
No en la angustia, ni en la histeria espiritual, ni en los charlatanes disfrazados de místicos.
Porque la Fe no es vivir pendiente del cielo… sino habitar la tierra con el corazón en Dios.
@Catolic.ar