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sábado, agosto 9, 2025

“Tiburones contra el Pastor: la fidelidad al Papa León XIV como signo de los tiempos”

Mientras el Papa León XIV reafirma con firmeza las verdades de la fe y la misión de la Iglesia, emergen críticas solapadas y ataques sutiles, incluso desde dentro. En este clima eclesial de tensión y esperanza, el llamado del P. Santiago Martín resuena como una alarma profética: es hora de rezar, sostener y defender al Sucesor de Pedro.

En los tiempos de Jesús, no fueron los paganos quienes tramaron su muerte, sino los poderosos de su propio pueblo. Hoy, dos milenios después, la historia parece repetirse. No con la crudeza de la cruz, pero sí con la astucia de la crítica sibilina, del descrédito velado, de la oposición disimulada. En el centro de esta nueva tormenta se encuentra el Papa León XIV, un pontífice que ha comenzado su ministerio con gestos firmes y palabras claras, reafirmando la doctrina católica y recordando, sin titubeos, el corazón del Evangelio.

En su reciente intervención en el programa “Actualidad Eclesial” de Magnificat TV, el P. Santiago Martín, fundador de los Franciscanos de María, no dudó en usar una metáfora tan gráfica como inquietante: “Los tiburones atacan al Papa”. Y aunque aclaró que, por ahora, “son tiburones pequeñitos, de segunda”, también advirtió que estos ataques parecen enviados por otros con dientes más afilados, como una señal de advertencia al Sucesor de Pedro: “Si seguís así, vendrá algo peor”.

León XIV ha dejado claro desde los primeros compases de su pontificado que no pretende ser una figura decorativa ni un gestor de consensos vacíos. Con la autoridad de quien habla en nombre de Cristo, ha abordado temas cruciales para la vida de la Iglesia: la centralidad del Magisterio, el valor no negociable de la Palabra de Dios, el sentido sacramental del orden sagrado, la doctrina sobre el matrimonio cristiano, el lugar esencial de los carismas y la co-esencialidad entre jerarquía y carismas en la constitución divina de la Iglesia. Nada de eso es menor.

El escándalo de la verdad: el matrimonio no es una utopía

Uno de los momentos más significativos de este nuevo impulso doctrinal ha sido el reciente Jubileo de Laicos y Familia. Allí, León XIV reafirmó sin ambigüedades que el matrimonio no es “un ideal a alcanzar”, sino una vocación real, concreta, vivible, sostenida por la gracia. Incluso citó la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI —un documento que en su tiempo fue resistido por muchos dentro del mismo episcopado—, rescatando la belleza y verdad del amor conyugal abierto a la vida.

El P. Martín recordó con ironía y crudeza una expresión del fallecido Cardenal Carlo Caffarra: ¿Qué sentiría una esposa si su marido le dijera que la fidelidad es una meta que espera alcanzar, mientras tanto acepta sus infidelidades? Lo que en el ámbito matrimonial suena absurdo, se vuelve escandalosamente aceptable cuando se aplica a la doctrina, como si esta pudiera adaptarse al vaivén de las emociones humanas. Pero el Papa no transige: el Evangelio no se negocia.

Una Iglesia fundada sobre la Roca, no sobre consensos frágiles

La crítica no apunta solo al contenido de sus declaraciones, sino a su estilo. León XIV habla con autoridad, no como los escribas. Y eso molesta. En un mundo eclesial donde muchos prefieren el consenso diplomático al coraje profético, el nuevo Papa incomoda. Pero como bien enseña el Concilio Vaticano II, “la Iglesia está llamada a ser signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (Lumen Gentium, 1), no una ONG de acuerdos blandos.

El Papa ha recordado también que los carismas no son adornos opcionales, sino parte viva de la estructura eclesial; que el sacramento del orden no es una función organizativa, sino una mediación objetiva de la gracia; que el obispo no está para opinar, sino para enseñar, santificar y gobernar; que la unidad y la misión son prioridades ineludibles. Todo esto no es nuevo, pero sí olvidado por muchos. Y su sola mención se vuelve motivo de sospecha, como si defender la fe fuese un gesto radical.

¿Por qué atacan al Papa?

Las Escrituras son claras: “Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos” (2 Tim 3,12). Lo mismo vale para la Iglesia y para quien la conduce. En realidad, los ataques contra León XIV no son contra él como persona, sino contra el Cristo que representa. Como enseña el Papa emérito Benedicto XVI en Porta Fidei, “la fe crece cuando se vive como experiencia de un amor recibido y cuando se comunica como experiencia de gracia y alegría” (§7). Pero quien predica ese amor con verdad, sin edulcorarlo, inevitablemente será combatido.

Y no es menor que estos cuestionamientos provengan de “tiburones internos”, como los describe el P. Martín. No hay que buscar enemigos solo fuera. El veneno del relativismo, del funcionalismo y de la autocomplacencia también ha penetrado estructuras eclesiales. Por eso León XIV no sólo denuncia, sino que convoca a la conversión.

La hora de la fidelidad: oración, apoyo y comunión

En este contexto, el llamado del P. Santiago Martín no es una consigna más, sino una interpelación urgente: “nuestra fidelidad, nuestro apoyo, nuestra oración” en favor del Papa. En tiempos donde la confusión crece, la fidelidad al Sucesor de Pedro no es fanatismo, sino acto de fe. Como afirma el Catecismo de la Iglesia Católica, “el Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad tanto de los obispos como de la multitud de los fieles” (§882).

Esto no implica una adhesión ciega, sino una comunión viva y consciente. El Papa no es un político a quien se vota o se impugna, sino un pastor que representa a Cristo. Atacarlo, desacreditarlo o relativizar su autoridad es herir a la misma Iglesia, abrir brechas que pueden convertirse en abismos.

Reflexión final: defender la Roca en medio de la tormenta

Estamos en tiempos donde la barca de Pedro cruza aguas agitadas. Algunos quisieran convertirla en un crucero cómodo, otros en un barco a la deriva. Pero sigue siendo la misma barca del Evangelio, aquella que Cristo no abandona, aunque duerma en la popa. En medio de los ataques, de los rumores, de las intrigas disfrazadas de prudencia, es hora de tomar postura: o se está con el Pastor, o se alimentan los tiburones.

Que nuestra oración, nuestra palabra y nuestras acciones acompañen al Papa. Que defendamos con claridad la verdad del Evangelio. Que no temamos ser ridiculizados por ser fieles. Porque si el mundo odia la luz, es porque aún la luz brilla. Y esa luz, hoy, pasa por la cruz que lleva sobre sus hombros León XIV.

“Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos” (Lc 22,32).
Que Pedro no tiemble, porque no está solo.


📎 Fuente original de la noticia: Gaudium Press, 07/06/2025
https://es.gaudiumpress.org/content/nuestra-fidelidad-nuestro-apoyo-nuestra-oracion-en-favor-de-leon-xiv/

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