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miércoles, octubre 1, 2025

Monseñor Carlos Ponce de León: la Justicia avanza en la causa por el obispo mártir del Evangelio y la patria sufriente

Después de casi medio siglo de impunidad, la Justicia argentina ordenó las primeras indagatorias contra tres presuntos responsables del homicidio de Monseñor Carlos Ponce de León, obispo de San Nicolás, asesinado por la dictadura en 1977. La Iglesia celebra un paso histórico hacia la verdad y la memoria.


La sangre que clama justicia

El 11 de julio de 1977, Monseñor Carlos Horacio Ponce de León, obispo de San Nicolás, fue asesinado en un supuesto “accidente automovilístico” en la ruta 9, a la altura de Ramallo. Tenía 57 años.

La versión oficial de entonces quiso presentar su muerte como un episodio casual: su auto se habría estrellado contra un camión de manera fortuita. Pero la realidad, investigada por testigos, familiares, investigadores y la misma comunidad eclesial, fue muy distinta.

Ponce de León había sido uno de los pastores más incómodos de su tiempo. Había denunciado desapariciones, acompañado a familiares de víctimas, escrito cartas valientes a las autoridades militares y levantado la voz por los pobres y perseguidos. Su compromiso con el Evangelio lo convirtió en objetivo de la represión clandestina.

Casi cincuenta años después, la causa que intentó taparse bajo toneladas de silencio comienza a abrirse paso con fuerza: la Justicia argentina señaló a tres presuntos responsables del homicidio del obispo y fijó fecha para sus indagatorias.

Una noticia esperada durante décadas

En un comunicado difundido por la hermana Lucía, una de las referentes espirituales y comunitarias que ha acompañado la causa durante estos años, se anunció con emoción la novedad:

“Con gran alegría queremos compartir que hoy se ha dado un avance muy importante. La Cámara Federal de Apelaciones de Rosario ordenó se reciban las indagatorias de Omar Andrada, Carlos Sergio Bottini y Luis Antonio Martínez, e inmediatamente, el nuevo juez de la causa, Carlos Vera Barros, dispuso las audiencias para el día 23 de septiembre.

En síntesis: la Justicia ya señaló a los presuntos autores del homicidio de Ponce de León, y ha fijado audiencia para que puedan ejercer su defensa. Estamos avanzando, por fin, hacia el juicio.

Después de tanta lucha, con la colaboración de todos ustedes, hemos roto la pared. El agradecimiento a cada uno es infinito. Que Dios los bendiga siempre y los llene de su paz. Un abrazo fraterno.

Hna. Lucía.”

Este mensaje refleja no solo la alegría de un grupo reducido de personas comprometidas, sino el eco profundo de una comunidad eclesial que no ha dejado de orar, insistir y exigir justicia.

Quiénes son los acusados

Los tres señalados en la causa son Omar Andrada, Carlos Sergio Bottini y Luis Antonio Martínez, todos vinculados a las estructuras represivas que operaban en la región durante la dictadura militar.

Hasta ahora, la impunidad había protegido a los responsables. El expediente dormía, las pruebas se dilataban y los años parecían jugar a favor del olvido. Pero el nuevo paso judicial cambia el escenario: por primera vez se apunta con nombre y apellido a quienes habrían participado directamente en el plan criminal que acabó con la vida de un obispo argentino.

Una causa que interpela a la Iglesia

La figura de Ponce de León no es solo un tema histórico o judicial: es un signo profético dentro de la Iglesia argentina. Fue un obispo que eligió ponerse del lado del pueblo sufriente, aun a riesgo de su propia vida.

En una época donde muchos optaron por el silencio o la prudencia excesiva, él eligió la voz clara y el acompañamiento cercano. Su martirio —porque así debe leerse: como un asesinato por odio a la fe vivida en compromiso con la justicia— interpela a los pastores de hoy.

La pregunta es inevitable: ¿dónde están hoy los obispos y sacerdotes que se juegan hasta el final por los descartados, los pobres, las víctimas de las nuevas formas de violencia?

Ponce de León sigue predicando, con su sangre, que el Evangelio no puede ser neutral. Que Cristo no se esconde en templos cómodos, sino que camina en las rutas polvorientas junto a los que lloran.

Un muro roto

“Después de tanta lucha, hemos roto la pared”. La frase de la hermana Lucía resume décadas de frustración. Cada audiencia suspendida, cada expediente archivado, cada intento de manipular la verdad fue una piedra más en ese muro de impunidad.

Pero los muros caen. Y cuando caen, revelan lo que muchos quisieron ocultar: que la memoria es más fuerte que el silencio, que la fe no olvida a sus mártires, y que la verdad, tarde o temprano, se abre paso como un río incontenible.

Este paso judicial no es solo un avance procesal. Es un gesto de reparación para toda la Iglesia. Es una oportunidad para que la sociedad argentina reconozca que hubo un obispo que murió por decir la verdad, y que su causa sigue siendo un llamado de Dios a no acostumbrarse a la injusticia.

La fuerza de la oración y la memoria

El comunicado que acompaña esta novedad no pide venganza ni revancha: pide oración. Y ese es el signo más claro del espíritu de Ponce de León. La comunidad que lo recuerda no busca revancha, sino justicia. No busca castigo, sino verdad.

La oración es aquí también un acto de memoria: mantener vivo el recuerdo de quien dio la vida por el Evangelio. La Iglesia argentina tiene la responsabilidad de no dejar que este proceso judicial sea solo un expediente más en los tribunales. Debe ser un momento de conciencia eclesial, de examen pastoral y de reafirmación profética.

El mártir del Evangelio y de la Patria sufriente

Ponce de León encarna esa síntesis tan poco comprendida: fue un obispo profundamente evangélico y, al mismo tiempo, profundamente argentino. No vivió la Fe como un repliegue intimista, sino como una misión que se encarna en la historia concreta de un pueblo.

Por eso lo mataron: porque no se calló, porque denunció, porque se puso al lado de las familias que buscaban a sus desaparecidos. Porque entendió que el Evangelio se hace carne en la historia de un país y que callar hubiera sido traicionar a Cristo.

Hoy, al llegar este avance judicial, su figura se agiganta. Ya no se trata solo de un recuerdo piadoso. Se trata de un testimonio vivo que reclama a la Iglesia ser fiel a la cruz de Cristo.

Profecía para el presente

El avance de la causa judicial es también un mensaje para el presente argentino. ¿Cuántos muros de impunidad siguen en pie? ¿Cuántas verdades permanecen tapadas bajo pactos de silencio?

La vida y la muerte de Ponce de León son un llamado a no pactar nunca con la mentira. A recordar que la fe cristiana no puede ser cómplice de sistemas que destruyen al hombre. Y a entender que el Evangelio, cuando se anuncia con coherencia, incomoda al poder.

Por eso su martirio no pertenece solo al pasado. Su voz sigue viva y nos dice hoy:

  • No se callen frente a la injusticia.
  • No acepten un cristianismo domesticado.
  • No se conformen con una Iglesia que administra silencios.

Su memoria, unida al avance de la Justicia, se convierte en profecía para una Iglesia que todavía necesita sacudirse el miedo.

©Catolic.ar Catholic Church

Néstor Ojeda
Néstor Ojedahttps://www.catolic.ar
Néstor Ojeda es periodista y comunicador católico de Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Durante más de diez años condujo programas en LT11 AM y fue productor de la serie “Los santos de la puerta de al lado”. Fundador de la Red Solidaria local, recibió el Premio Nacional “Gota en el Mar” al Periodismo Solidario. Actualmente dirige el portal catolic.ar, dedicado al análisis crítico de la actualidad social y eclesial.

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