En un mundo contrario a los ideales de Paz, un nuevo Papa no duda en anunciarla fuerte y decididamente. Al igual que su antecesor, el Papa Francisco, León XIV es un hombre que cree en la construcción puentes para llegar a ella. Ambos están convencidos de que cualquier lugar y cualquier persona, son instrumentos de paz si ponen sus dones al servicio de los demás. No hay un camino para la paz, ésta es, en sí misma, el camino.
El papa Francisco solía decir que la verdad es como un poliedro en donde, cada quien, desde su ángulo de visión, observa un lado distinto y, entre todos, podemos complementar mejor la visión que en lo individual hemos tenido. Sucede entonces que cuando nos empeñamos en el camino de la construcción de puentes, el diálogo franco y respetuoso se convierte la columna vertebral; sin éste nos desarticulamos como un todo y nos volvemos sólo una parte y es cuando surgen intereses personales que no permiten ver y velar por el Bien Común.
Si el diálogo es la metodología, la verdad, la justicia y la defensa de la dignidad de todas las personas, son los instrumentos con los que se construye la paz. Lo ha anunciado así el nuevo Papa y lo cree firmemente. Un hombre sensible a su entorno y con una mirada penetrante de la realidad que la mira desde la ternura de Dios.
La configuración actual del mundo a menudo no permite que se den estas condiciones: la pobreza extrema que lacera millones de hermanos y que ha dejado de ser un problema rural para convertirse en un drama urbano que a diario sucede ante nuestros ojos, el problema medioambiental que ha conducido a que muchas personas tengan que migrar de sus regiones de origen por grandes inundaciones, graves sequías, pérdida de cosechas, problemas de salud mental o riesgos a su salud física, etc. Los retos que la tecnología nos preseneta, incluyendo la Inteligencia Artificial que puede servir o bien de herramienta para abonar al cuidado de protección de la Creación o volverse trono para la dominación de pueblos mediante la generación de conocimiento que se convierte en poder. Economías y sistemas políticos que privilegian la acumulación por encima de la sobriedad, que excluyen a los que quedan fuera de la lógica utilitarista y mercantilista, ideologías y polarizaciones de un extremo a otro del planeta y, sobre todo, una profunda crisis antropológica y social que ha descartado a la familia como núcleo de amor y solidaridad.
Estos y, muchos más no son sino obstáculos para la Paz y por ello, cada uno, por separado invita a una mirada integradora que hunda su profundidad hasta las verdaderas causas -causas ultimas- de estos problemas para que, a partir de ahí, pueda atenderlas y reconstruir a la persona humana y a la Casa Común que nos alberga armónica y pacíficamente.
En el corazón del mensaje inicial del Papa León XIV no se encuentran tibiezas, sólo una profunda humildad que sabe escuchar, una enorme misericordia que no se cansa de transmitir que Dios nos ama incondicionalmente más allá de nuestras limitaciones así como un hondo y sincero agradecimiento por el camino andado por el Papa Francisco en los temas mencionados.
Razones para esperar: muchas, razones para seguir caminando hacia delante, todas! Hoy no abrimos una nueva época, continuamos en el tiempo “eterno” del camino de la fe, con un Papa que nos recuerda que vamos juntos y que es en nuestras diferencias que somos profundamente amados.
Nos toca reafirmar y fortalecer nuestro compromiso como comunidad abierta que acoge y tiende puentes, que sale y se acerca a quienes necesitan la caridad y el cuidado y que sabe que está llamada a ser la “luz” de Cristo y de Su Resurrección.
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