Cristina Noboa vive en Ecuador. Durante la pandemia, como tantos millones de personas, atravesó una dura crisis personal y económica.
Su fe, por entonces tibia, se reactivó en una petición muy específica: quería estar más cerca de Cristo, tratarle más, conocerle más, amarle mejor.
Dios se sirvió de aquella petición hecha con el corazón para mostrarle un camino de purificación en vida, muy diferente a la respuesta que ella habría pensado recibir.
En el calvario de enfermedad que vive su hijo desde hace años, ha podido conocer con certeza que el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María no les abandonaron en ningún momento.
Y, por más difícil que sea de comprender (y humanamente lo es), los años transcurridos entre hospitales y diagnósticos terribles, han ensanchado su amor a Dios y centrado el propósito de su vida y la de su hijo: caminar juntos hacia el Cielo.
No te pierdas el impresionante testimonio de Cristina Noboa y cómo su vida ha sido traspasada por el Amor y las espinas clavadas en el Corazón de Jesús.