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sábado, agosto 9, 2025

De las cosas nuevas… a las eternas injusticias: la DSI frente al vértigo tecnológico del siglo XXI

¿Qué hay verdaderamente nuevo en las cosas nuevas de este tiempo?
Desde 1891, cuando León XIII firmó Rerum Novarum, hasta el 2025, los signos del tiempo han cambiado de vestimenta, pero no de rostro. La Doctrina Social de la Iglesia nació entonces como un grito frente a las nuevas esclavitudes del naciente capitalismo industrial. Hoy, más de un siglo después, su clamor resuena con igual urgencia, no sólo porque los desafíos persisten —aunque mutados— sino porque el alma del sistema sigue intacta: una lógica que sacrifica al ser humano en nombre del progreso.

La DSI nunca pretendió ser un manual de soluciones técnicas ni un programa ideológico: es brújula ética, propuesta de discernimiento, y anuncio de principios orientadores. Pero la realidad exige más que palabras nobles: exige testigos. Y en esto, la Iglesia no está exenta de contradicciones. ¿Cuántas veces hemos encerrado esta doctrina en aulas o documentos, temiendo su potencia disruptiva?

La tecnología, nueva diosa del siglo XXI, ofrece velocidad y conectividad, pero también concentración de poder, exclusión y desarraigo. Frente a este vértigo, el reciente documento Antiqua et Nova, publicado por dos Dicasterios vaticanos, nos recuerda lo esencial: sólo el ser humano —y no la máquina— es agente moral. Y solo él puede elegir entre usar la inteligencia artificial para incluir a los últimos… o para consolidar nuevas formas de dominio y deshumanización.

Francisco ha descrito este tiempo como una “policrisis”. Guerras, migraciones forzadas, desigualdades lacerantes, precariedad laboral, cambio climático, redes tóxicas y algoritmos que deciden el destino de millones. ¿Puede la Doctrina Social de la Iglesia seguir hablando de dignidad, bien común, solidaridad y subsidiariedad sin que suenen a retórica vacía?

Este es el kairós. O renovamos proféticamente la praxis social del Evangelio o seremos, una vez más, cómplices mudos de un mundo que mata. Como dice el documento: “Lo que mide la perfección de las personas es su grado de caridad, no la cantidad de datos que acumulen”. Nuestra humanidad no se juega en los likes, sino en el modo en que tratamos al más débil.

Ha llegado la hora de desenterrar la Doctrina Social de la Iglesia. De llevarla a las periferias. De predicarla con la vida. Y de enfrentar, incluso dentro de la Iglesia, toda forma de domesticación de su fuego transformador. Porque las cosas nuevas de 1891 ya no lo son. Pero las injusticias, aunque camufladas, siguen clamando al cielo.

Revista SIC – Juan Salvador Pérez
🔗 https://revistasic.org/de-las-nuevas-cosas-nuevas

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