spot_img
4.6 C
Concepción del Uruguay
domingo, agosto 10, 2025

León XIV: el pastor esperado en la hora más oscura del mundo

Roma tiene Papa. En un mundo desgarrado por guerras, inteligencia artificial sin alma, persecuciones religiosas, apostasía y colapso de sentido, la Iglesia ha pronunciado un nombre que resuena como un eco del Antiguo Testamento: León XIV. Su elección no es una concesión diplomtica ni una jugada política: es un acto profético.

Por Nëstor Ojeda

El nuevo Pontífice, cuya identidad permanecía casi oculta para la mayoría de los fieles hasta el cónclave, emerge como figura inesperada y, sin embargo, profundamente providencial. Su historia es la de un testigo silencioso, un hombre de oración, penitencia y lucidez, modelado en el crisol de las periferias existenciales y espirituales. No fue el favorito de los análisis geopolíticos ni el más mencionado por las casas de apuestas. Pero lo eligieron.

Un nombre con rugido

El nombre que ha tomado –León XIV– no es neutro. Remite a León XIII, el Papa de la Rerum Novarum, y a León I, el gran defensor de Roma frente a Atila. León es el símbolo del coraje, del Cristo Rey, del evangelizador que no negocia con la mentira. En este siglo XXI, el nuevo León hereda un campo de ruinas: una Iglesia dividida, un mundo herido, una humanidad que ha perdido el norte. Pero no llega como gestor de daños: llega como pastor.

Un signo para esta generación

La elección de León XIV es también una respuesta a la intercesión de los pequeños, los ocultos, los mártires del anonimato. No es el candidato del poder sino de la Gracia. Su rostro austero, su paso firme y su palabra escasa, pero llena de Espíritu, ya evocan los tiempos bíblicos donde Dios levantaba profetas inesperados para hablarle a los reyes.

No se espera de él una reforma administrativa ni un aggiornamento diplomático. Se espera algo más radical: la santidad. León XIV viene a confirmar en la fe, a sacudir conciencias adormecidas, a reprender a los lobos disfrazados de corderos y a sostener a los fieles perseguidos en tantos rincones del planeta.

La hora de la decisión

León XIV es elegido cuando la humanidad se debate entre la deshumanización tecnológica y el retorno del paganismo. Es la hora en que se relativiza todo: la vida, la familia, la verdad. Es la hora de Babilonia rediviva. Y sin embargo, es también la hora de Dios. En medio del estruendo, se escucha una voz suave pero firme: “Sígueme”.

Desde el balcón de San Pedro, no se alzó un político ni un diplomático. Se alzó un testigo. No habló para agradar al mundo, sino para recordarle que el cielo no está vacío, y que la Cruz no es un símbolo cultural, sino la llave de la salvación.

Una Iglesia que resiste y resplandece

Los próximos días serán de desconcierto para muchos. La prensa buscará su pasado, los poderes intentarán medirlo, los tibios lo cuestionarán. Pero en los monasterios, en los hospitales, en las cárceles, en las catacumbas modernas, ya se reza por él con esperanza. Porque los pobres de Dios reconocen al pastor.

Con León XIV, comienza un pontificado que no será cómodo ni diplomático, pero sí necesario. Un pontificado que puede ser breve o largo, pero que será intenso como el fuego.

Final profético

Cuando el mundo esperaba una estrategia, el Espíritu Santo regaló un hombre. Cuando muchos querían un salvador mediático, la Iglesia eligió un padre. Cuando todo parecía perdido, se abrió un cielo.

León XIV no viene a sostener estructuras. Viene a salvar almas.

Roma tiene Papa. El mundo tiene esperanza.

©Catolic.ar

artículos relacionados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Pronto estaremos conectados

0SeguidoresSeguir
22,500SuscriptoresSuscribirte
- Advertisement -spot_img

Ultimas noticias