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viernes, octubre 3, 2025

No malgastes la vida: la canonización de Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis ,una interpelación profética

Hoy la Iglesia nos entrega dos rostros jóvenes de santidad: Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis. La Plaza de San Pedro se llenó de jóvenes, familias y peregrinos que acudieron a la canonización, y en cada rincón del mundo católico las reacciones fueron fuertes: desde la emoción e identificación hasta la sospecha y la crítica.

Esta nota busca, con rigor periodístico y tono profético, poner en diálogo esas reacciones, contrariar la facilidad del aplauso pasivo y señalar desafíos concretos para la pastoral, la comunicación y la vida cristiana en clave misionera. Empezamos por los hechos, porque la verdad es el punto de partida de toda profecía.

El hecho: ambos jóvenes fueron proclamados santos el 7 de septiembre de 2025, en una ceremonia en la que el Papa —el Papa León XIV— presidió la misa de canonización. La jornada fue presentada por el Vaticano como una llamada a “no malgastar la vida” y a “hacer de la propia existencia una obra maestra” —mensajes que emergieron con fuerza en la homilía papal y en la cobertura oficial.

¿Qué piensa el público católico? La respuesta no es monolítica. En amplios sectores —especialmente entre jóvenes y movidas juveniles— la canonización ha sido recibida con júbilo: se ven en Acutis un joven que manejó la tecnología sin dejarse devorar por ella, y en Frassati un modelo de caridad y compromiso social que no se separa de una vida sacramental encendida.

Reportes de agencias internacionales hablan de miles de jóvenes en plaza y de una adhesión emotiva en redes y en peregrinaciones hacia Assisi y Turín. Para muchos, la santidad de estos dos personajes es “alcanzable”: no un ideal irreal, sino una llamada concreta en el contexto actual.

Pero junto al gozo hay preguntas y recelos. En sectores críticos del público católico y en medios de análisis se advierte sobre el fenómeno de la “santidad mediática”: la rapidez de algunas causas, la exposición de reliquias, y el riesgo de transformar al santo en producto (con itinerarios, merchandising, relicarios en gira).

Algunos columnistas y analistas advierten que la canonización puede instrumentalizarse para conectar con generaciones jóvenes de manera superficial —más imagen que formación— y que la devoción debe profundizar en espíritu y doctrina, no quedarse en la anécdota viral. Estas inquietudes no provienen de la frialdad, sino del deseo de que la santidad sea coherente y duradera, no una campaña de marketing eclesial.

Dos santidades que hablan distinto: Frassati y Acutis

Si queremos entender la fuerza del acontecimiento debemos caracterizar a ambos en su singularidad.

Pier Giorgio Frassati (1901–1925) vivió en los años de las grandes convulsiones del siglo XX. Nacido en Turín en el seno de una familia acomodada, se hizo conocido por su pasión por la montaña, su amistad con los pobres, su compromiso en las obras de caridad y su pertenencia a movimientos juveniles eclesiales.

Fue un joven que conjugó un estilo de vida extrovertido —amaba la amistad, la montaña, la aventura— con una piedad incisiva: confesor frecuente, lector apasionado de la teología, servidor de los últimos.

Su figura sugiere una santidad encarnada, con peligro de riesgo y entrega concreta frente a los heridos de la historia. Para muchos católicos, Frassati es la prueba de que la santidad no está reñida con la alegría ni con la intensidad humana; es una llamada a la fraternidad y a la caridad activa.

Carlo Acutis (1991–2006), en cambio, es hijo de la era digital. Nacido en Londres y criado en Milán, murió a los 15 años de leucemia, pero dejó una huella particular: era un apasionado de la informática, creó páginas web dedicadas a documentar milagros eucarísticos y usó la red para anunciar la fe.

Sus apelativos —“el santo millennial”, “el influencer de Dios”— “el cyber apóstol”, reflejan esa identidad tecnológica que, lejos de ser superficial, fue una plataforma de servicio: ayudar a los pobres, simplificar la información religiosa y orientar a otros hacia la Eucaristía.

Para jóvenes católicos conectados, Carlo es la confirmación de que la santidad se vive también en el teclado y en el código, siempre que el corazón permanezca orientado a Dios y a los demás.

Ambos, sin embargo, coinciden en lo esencial: juventud entregada, devoción sacramental, servicio a los pobres y una coherencia de vida que movió corazones y produjo devoción popular.

¿Por qué dos jóvenes juntos? Una decisión con lectura pastoral y simbólica

Canonizar juntos a Frassati y a Acutis es, en clave pastoral, una decisión que busca abarcar el conjunto del “mundo juvenil” contemporáneo: la santidad del compromiso físico, festivo y solidario (Frassati) y la santidad del compromiso digital, intelectual y eucarístico (Acutis).

Es una invitación a no polarizar —no se trata de elegir entre montaña y pantalla— sino de integrar: santo es quien vive con radicalidad el amor a Dios y al prójimo sea en la calle, en la montaña, en la parroquia o en la red.

El público católico lo ha leído así en buena parte: hay jóvenes que ven en estos santos una imagen de santidad cercana, accesible, que no exige renuncias irreales sino entrega concreta. Al mismo tiempo, los agentes pastorales han recibido la señal como una urgencia: si la Iglesia quiere hablar a la juventud, debe hacerlo con lenguaje veraz y con plataformas reales donde la fe se proponga, se explique y se acompañe.

Entre la devoción y la sospecha: los debates públicos

No es irrelevante subrayar que en paralelo a la alegría ha circulado una crítica persistente: la “aceleración” de las causas de los santos y la presencia de factores mediáticos y económicos en procesos que, por naturaleza, deberían ser misteriosos y espirituales.

Algunas investigaciones periodísticas han planteado preguntas sobre la financiación de causas, el papel de las familias y la gira de reliquias que a veces adquiere matices de espectáculo.

Estas preocupaciones, legítimas cuando buscan transparencia, obligan a la Iglesia —y a quienes formulan devoción— a examinar métodos y prácticas: ¿cómo proteger la dignidad del proceso? ¿Cómo garantizar que la devoción no se degrade en consumo de objetos sagrados? ¿Cómo acompañar a las comunidades que se organizan en torno a estos santuarios sin caer en la lógica del turismo religioso como negocio?

En el otro extremo, hay una tentación pastoral: reducir la figura del santo a un “influencer” amable, útil para campañas juveniles, sin exigirles a las comunidades un auténtico ejercicio de formación. No basta viralizar una frase o una foto emotiva: la santidad exige catequesis, acompañamiento espiritual y estructuras que permitan a cada joven recorrer su propio camino de consagración.

Lo que la canonización exige a la pastoral y a la comunicación católica

  1. Formación integral, no marketing. Si la Iglesia quiere que estos nuevos santos sean verdaderos “modelos”, debe invertir en procesos formativos que expliquen no solo la anécdota sino la teología de la vida cristiana: sacramentos, penitencia, contemplación y compromiso social. La santidad no es un truco de comunicación; es una escuela de vida. Los equipos de juventud deben traducir la inspiración en itinerarios de discipulado exigente.
  2. Evitar la trivialización digital. Celebrar a Carlo como “patrono de Internet” puede ser útil, pero sería un error antropológico: la red no es un fin sino un campo de misión. La pastoral digital debe priorizar la verdad sobre la viralidad, el acompañamiento sobre el like, el testimonio sobre la apariencia.
  3. Transparencia en los procesos y el manejo de reliquias. La Iglesia local y las asociaciones promotoras deben adoptar normas claras para la gestión de reliquias, peregrinaciones y fondos. La devoción no puede transformarse en negocio ni en espectáculo; la transparencia protege la fe.
  4. Ecología de la santidad: fraternidad y pobreza. Frassati nos recuerda que la santidad pasa por ponerse al lado del pobre; Acutis nos recuerda que la santidad puede y debe transitar también por los canales digitales. La convergencia de ambos es una escuela para una Iglesia encarnada que no teme ni la calle ni la pantalla.

Una lectura profética: la llamada a “no malgastar la vida”

La homilía pontificia —tal como la recogió el Vaticano— no fue mera retórica: la llamada central fue a “no malgastar la vida”. Esto es más que un lema: es una provocación moral y espiritual. En una cultura que banaliza el tiempo, que produce consumo de identidades y distrae con mil estímulos, la santidad de Frassati y Acutis clama por una respuesta que transforme hábitos, relaciones y elecciones.

La profecía hoy no consiste en discursos apocalípticos sino en incisivas invitaciones: vivir con sentido, asumir la comunión eclesial (no como fórmula estática) y transformar las estructuras cotidianas —la familia, la escuela, el trabajo, la red— en lugares de hospitalidad para Dios. Es una invitación al coraje: salir a los ríos de la historia y no contentarse con orillas seguras.

Riesgos reales y preguntas que hay que responder ahora

  • ¿Qué pasa con la devoción consumista?: Si la canonización impulsa peregrinaciones masivas, ¿cómo evitar que la piedad se reduzca a selfies y compras? Las diócesis deben ofrecer catequesis y retiros estructurados alrededor de los días de peregrinación para que la experiencia no sea solo turística.
  • ¿Qué rol tienen las familias de los santos?: La denominación “santidad familiar” es valiosa, pero la transparencia respecto al papel económico y promocional de familias o asociaciones debe ser norma, no excepción.
  • ¿La Iglesia está formando acompañantes espirituales?: La atracción juvenil exige acompañantes que entiendan la cultura digital, la fragilidad emocional y el lenguaje de los tiempos. Necesitamos formadores con sensibilidad pastoral y herramientas concretas.
  • ¿Cómo se sitúan estas canonizaciones en la geopolítica eclesial?: Cada canonización tiene lecturas simbólicas. Hay quien la verá como apuesta por la juventud, otros como un gesto comunicativo del Vaticano hacia ciertos sectores. La respuesta pastoral debe centrarse en las comunidades y no en las lecturas partidistas.

Propuestas concretas (acción propositiva)

  1. Itinerarios de formación “A la manera de Frassati y Acutis”: programas de seis meses en parroquias y escuelas que alternen praxis caritativa, formación sacramental y competencias digitales éticas.
  2. Protocolos de gestión de reliquias: acuerdos nacionales entre diócesis para regular préstamos, custodia, transporte y transparencia financiera.
  3. Red de acompañantes digitales: cursos para formar agentes pastorales capaces de dialogar con jóvenes en redes sin renunciar al anuncio de la verdad.
  4. Campañas de “peregrinación consciente”: en lugar de fomentar masividad sin contención, ofrecer paquetes pastorales que incluyan confesión, retiros y formación previa y posterior a la visita al santuario.
  5. Observatorio de la santidad contemporánea: un espacio editorial y académico que estudie causas, procesos, devociones y efectos sociales de las canonizaciones recientes, con el objetivo de proponer buenas prácticas y evitar abusos.

Un llamado final: no idolatrar la imagen, seguir a Cristo

La canonización de Frassati y Acutis nos plantea una pregunta directa: ¿a cuál de las dos vidas me parezco más o menos? ¿A la entrega alegre que comparte panes y sudor en la montaña o a la vida que usa la red para acercar sacramentos y conocimiento a los otros?

La respuesta no es elegir una u otra, sino integrar ambas: la santidad que vive el servicio de la caridad y el testimonio de la Eucaristía en todas las circunstancias.

No permitamos que el entusiasmo se transforme en anestesia. No convirtamos al santo en un trofeo que coleccionamos para tener “santos de catálogo”. Que la devoción nos lleve siempre a la acción, a la conversión, al encuentro con Cristo vivo en la Eucaristía y en el hermano. La santidad es una invitación: no una moda, sino una militancia del amor.

Para terminar: una breve hoja de ruta pastoral inmediata

  • Priorizar itinerarios de discípulado juvenil que combinen praxis caritativa y formación eucarística.
  • Establecer códigos de ética para la gestión de reliquias y producción de material devocional.
  • Capacitar a agentes pastorales en evangelización digital responsable.
  • Fomentar espacios de debate público en parroquias y medios católicos donde se discutan las implicancias pastorales y éticas de las canonizaciones recientes.

La canonización de Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis es un don y una interpelación. Es don porque la Iglesia nos da dos testimonios concretos de que la santidad se hace en la carne y en la historia. Es interpelación porque nos obliga a mirar críticamente nuestras prácticas: comunicativas, formativas y pastorales. No malgastes la vida: esta es la consigna que nos lanzan estos nuevos santos. Que en ese mandato encontremos dirección para la renovación pastoral y la conversión personal.

©Catolic.ar


Fuentes clave consultadas: cobertura y comunicado del Vaticano sobre la canonización; reportes de agencias internacionales y crónicas sobre la asistencia juvenil en la Plaza de San Pedro; análisis y artículos críticos sobre la rapidez de las causas y la presencia mediática alrededor de las reliquias; piezas periodísticas y ensayos que discuten la figura de Carlo como “santo millennial” y la de Pier Giorgio como referente de la caridad juvenil.

Néstor Ojeda
Néstor Ojedahttps://www.catolic.ar
Néstor Ojeda es periodista y comunicador católico de Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Durante más de diez años condujo programas en LT11 AM y fue productor de la serie “Los santos de la puerta de al lado”. Fundador de la Red Solidaria local, recibió el Premio Nacional “Gota en el Mar” al Periodismo Solidario. Actualmente dirige el portal catolic.ar, dedicado al análisis crítico de la actualidad social y eclesial.

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